La vida del pordiocero, esa quiero
vivir. Porque la calle, al precio de la inclemencia y del hambre y del calor
o el frio, de la mirada lastimera y el desprecio de la gente, aun con
todo eso, representa liberacion. El pordiocero ha escapado de la
sociedad, ya no es parte de lo que todos forman parte; es el mismo, absolutamente individuo, hombre (no masa), es dueno y senor de su
propio ser. Es libre, y es autentico.
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